Nuestra historia

El inicio

El grupo carismático nació el 25 de Abril de 1979. Recibimos a Jesucristo como Señor y Salvador y clamamos en Su nombre la presencia del Espíritu Santo. Desde entonces El gobierna nuestras vidas. Caminamos por y en fe, inspirados por la Palabra Revelada, la Biblia. Bajamos a las aguas para dar testimonio como verdaderos discípulos de Cristo. Nuestro trabajo es alabar al Padre y edificar su Reino en el Espíritu.

1979

Nacer de nuevo

Nicodemo no entendió cuando habló con Jesús. "Tienes que nacer de nuevo, quien no nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios" Jn. 3:5. Nicodemo defendió veladamente a Jesús ante el Sanedrín, llevó perfume para sepultar al Señor. Pero no conocemos si nació de nuevo. No sabemos que se haya integrado a las 120 personas en el Aposento Alto. Lo que sí creo, es que la palabra de Dios es viva y eficaz. Clamé la presencia del Espíritu Santo en el nombre Poderoso de Jesús y nací de nuevo. Vino a mí su Espíritu igual que en el Aposento Alto, y el Espíritu mora en mí. No fui rebelde a la visión celestial. En Su fuerza y poder, Su gloria resplandeció en mí y en todo lo que me rodea. Porque nací de nuevo, bajé a las aguas para dar testimonio de Jesucristo. Nací de nuevo, experimentando una transformación de una vida nueva. Empecé a conocer a Dios en una presencia, que podía llamarle sintonía divina o celestial. Su amor, amor de Dios, envolvió mi ser en circunstancias, aparentemente imposibles de salvación. El Señor me dio su amor para conocer y amar su Palabra. Nací de nuevo porque su Espíritu fraguó en mi ser una unión y semejanza con Cristo que me hace ser hijo amado y pertenecer a la familia de los hijos de Dios. Me da gozo que este proceso lo tienes tú, o lo puedes tener. ¡Jesucristo, hoy declaro ante mis hermanos que Tú eres el supremo amor de mi vida! "El viento sopla donde quiere, y lo oyes silbar aunque ignores de dónde viene y a dónde va". Jn.3:8. El viento del Espíritu Santo sopló, quiso soplar, dentro de las estructuras de la religión católica. Sopló allí donde vivía, con sotana, cuello romano blanco, clerical, en medio de imágenes y sacramentos de idolatría y signos sin gracia, sin fe. Allí en una parroquia llena de liturgias y ceremonias. El Espíritu sopló con viento fuerte y me sacó, me liberó, rompió mil cadenas y me hizo libre. Sopló el Espíritu pero no sabía de dónde venía ni a dónde iba, ni a dónde llegaría. Pronto aparecieron las señales y signos de los tiempos. Apareció la nueva predicación que llamamos hoy, Evangelismo ungido con poder. Como consecuencia el Espíritu convencía de pecado, vino el arrepentimiento a los miles que llegaban, se experimentó perdón y nos dio el Señor el don de la Sanidad Física. Sanan los enfermos que vienen a montones. Sanidades milagrosas. Cuando el Grupo Carismático salió corrido de la ciudad al monte, a unas lomas pelonas, áridas, junto a un pestilente basurero, el Espíritu no se detuvo, obró más poderosamente con milagros y portentos. El Espíritu no sopló en los grandes y ricos edificios tradicionales de culto, sopló en un lugar humilde y apartado, como en el pesebre de Belén donde nació Jesús en un establo que olía mal. El Señor desató un avivamiento resplandeciente aquí en Atizapán y en El Nogal, Atlacomulco, Edo. de Méx. Pero lo más maravilloso fue, quitarme la sotana en su sentido pleno y total, renunciar a la doctrina, costumbres, legislación, tradiciones y estructuras católicas. Mi caminar, hoy, es Fe. Dios me ha regalado su santidad. "Cristo yo te amo, yo te adoro, gracias por el amor que me das, también yo te amaré". Aurelio Gómez Velázquez (Pastor Emérito)

1979







Éxodo hacia el monte

Después que el Señor hubo obrado su primer milagro de sanidad por manos del "padre Gilberto" en la vida de Margarita Flores, al haberla sanado milagrosamente de hongos en la lengua y garganta, se abría la puerta para un nuevo camino de fe. El primer paso fue realizar la primera Asamblea de Sanidad, que se llevó a cabo en la pequeña capilla de las Alamedas, y que estuvo formada por tan solo 17 personas. Al experimentar el poder de Dios en la sanidad que recibieron en esta reunión, estas personas se dieron a la tarea de invitar a familiares y amigos, los cuales también fueron testigos de las sanidades y milagros que Dios obraba y los cuales también se encargaron de anunciar por doquier lo que Dios estaba haciendo en esa pequeña capilla. Muy pronto, aquella colonia tranquila y acomodada, vio inundada sus calles con gente pobre y enferma, que esperaban ya sea a pie, con bastón o hasta en silla de ruedas, poder entrar a la oración. Esta situación orilló a que la junta vecinal se quejara de continuo con las autoridades por la cantidad y la clase de gente que llegaba a su colonia. Todo esto, fue la excusa divina para salir de aquel lugar para experimentar un gran avivamiento. Fue en el año de 1982 cuando se realizó este "Éxodo hacía el monte", en donde no solamente se dejaba una pequeña parroquia atrás, sino también se estaban dejando tradiciones, para comenzar a caminar por fe.





En un basurero

El lugar a donde fue conducido el padre Gilberto y los miles de seguidores, no fue una catedral, ni siquiera un hermoso terreno lleno de flores y pasto, sino un "horroroso pero precioso basurero" de los municipios de Atizapán y Tlalnepantla. Así, con un paraguas haciendo un poco de sombra al "padre Gilberto y un par de "trompetas" que ayudaban a que miles escucharan el mensaje del Evangelio, comenzaban a cielo abierto las festividades dominicales de oración, en donde cientos de milagros y sanidades se hacían por el poder del Espíritu Santo.

Monte María

Nuestra siguiente morada en este Éxodo, fue una ladera no muy hospitalaria, la cual llegó a ser el terreno que hoy es Monte María. Una vez establecidos en este terreno de 30,000 metros cuadrados, comenta el padre Gilberto "... nos dimos a la tarea de construir y organizar nuestra comunidad. El Señor nos bendijo abundantemente con señales y signos prodigiosos, tanto en el terreno espiritual como en las cosas materiales. Vimos cómo iba creciendo el número de adoradores, experimentamos la conversión de muchas personas y fuimos testigos de la transformación de innumerables familias. Desde entonces... el Señor nos ha hecho crecer en su amor y hoy contamos con una comunidad de fe y adoración. No nos cansamos, ni nunca nos cansaremos de proclamar a las naciones que Jesucristo es el Hijo de Dios, el Salvador, el Mesías, enviado del Padre que nos comunica Su Espíritu, el cual rige y gobierna nuestras vidas. Trabajamos intensamente para que su Palabra, la Biblia, sea conocida y vivida. Seguimos luchando para alcanzar la victoria que el Señor nos tiene prometida.





El Nogal

Puesto que el Señor cada día añadía a más personas a su Iglesia, era necesario buscar otro terreno más grande que pudiera albergar a más gente. Fue así que Dios proveyó de una manera sobrenatural de un terreno de más de 100 hectáreas, ubicado en Atlacomulco Edo. de México, llamado: "El Nogal". Este terreno recibía en cada reunión a más de 1,000 autobuses que venían de diferentes partes de la República y llegó a congregar a más de 200,000 personas que buscaban el rostro de Dios. La forma en la que brilló la gloria de Dios en este lugar, fue captada y escrita por el "padre Gilberto" con las siguientes palabras: "El Nogal, Monte María, una de las grandes experiencias de fe. No alcanzamos a comprender las grandes bendiciones que hemos recibido del Señor, pues nuestra estancia en el Nogal ha sido por demás maravillosa. ¡Cómo ha crecido la comunidad Monte María! El grupo de avivamiento de fe cuenta con miles y miles y el fruto espiritual se palpa más cada día... No ha sido fácil caminar 15 años en el camino del Evangelio, en la entrega a Jesucristo. Todo lo que hemos realizado nos, ha costado sudor, lágrimas, clamor, oración. No obstante, nuestro ánimo está siempre vivo y "fuerte delante del Señor".





Renuncia a la religión

Nuestra Iglesia Monte María, tuvo muchos problemas con la jerarquía romana, debido a varías circunstan¬cias, entre ellas, el que no había imágenes, ni confesionario, ni tampoco se celebraba la Eucaristía, pero principalmente porque estudiá¬bamos la Palabra de Dios. Aunado a esto, habían visto al padre Gilberto predicar en el Zócalo Capitalino con los "hermanos separados" Esto provocó que el obispo de Tlalnepantla citara al padre Gilberto a una sesión en la cual se trató lo siguiente: * Exigirle que no volviera a tener trato alguno con los protestantes. * Cambiar el nombre de "Monte María", por el de: "Nuestra Señora de la Salud" * Entregar el predio de Atizapán a la jerarquía romana para que ellos lo manejaran . * Durante la Asamblea se tiene que gritar ¡Gloria a Dios! solo una vez. * Los dones y carismas solo los puede ejercer el obispo. Pasado un tiempo, el padre Gilberto, totalmente convencido de propósito para el cual fue llamado y viviendo en plenitud la Palabra de Dios en su vida, toma la decisión de renunciar a la religión católica. Fue entonces, que en el mes de diciembre de 1996, pide una cita con el Arzobispo para expresar unas palabras, que nadie que ha vivido subyugado bajo las normas romanas y que conoce que cualquier enemigo de la Iglesia Romana es destruido, puede declarar tan osadamente... "En el pleno uso de mis facultades mentales, intelectuales y morales. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, le digo que yo renuncio al ministerio sacerdotal y además a la Iglesia Católica Romana" Tratando el Arzobispo de persuadirlo de su declaración, le suplicó que recapacitara y que mejor volviera la siguiente semana. Pero en la siguiente sesión, el pastor Aurelio volvió a ratificar sus palabras, y así dio comienzo un periodo de persecución para la Iglesia. El obispo inmediatamente excomulgó a él y a todos los que lo siguieran. Rápidamente por todas las iglesias católicas en la República Mexicana, se distribuyó a los sacerdotes un documento que decía lo siguiente: "Con sumo dolor tengo la pena de comunicar a la Comunidad Católica que el Pbro. Gilberto Gómez Velázquez, quien reside en esta Arquidiócesis y que estaba a cargo de la Capellanía de Nuestra Señora de la Salud, comúnmente conocida como Monte María, me ha manifestado su decisión libre, plena y consciente de abandonar la fe católica y el ministerio sacerdotal. Me veo en la penosa necesidad de declarar que, al apartarse de la Comunión de la Iglesia (...) dicho presbítero ha Incurrido automáticamente en EXCOMUNIÓN (...) En consecuencia, de ahora en adelante, queda prohibido a todos los fíeles acudir a Monte María o a cualquier otro sitio donde dicho presbítero participe o dirija reuniones de oración de sanacion o de culto". A pesar de lo suave y amable que suenan estas palabras, fue el inicio de un ataque que tenía como propósito destruir todo lo que tuviera que ver con el padre Gilberto y Monte María. Los sacerdotes de las diferentes parroquias emitían comunicados amenazadores para evitar que se siguieran reuniendo. Aunado a esto, comenzaron las demandas, las amenazas, los atentados y la difamación contra el padre Gilberto. A los miles de seguidores que vivían en provincia les golpeaban, les corrían de sus trabajos, no les vendían combustibles y por si fuera poco, se llegó al extremo de privarlos de los servicios básicos, como el agua y la luz. La Asamblea siguiente, después que el pastor Aurelio anunció que ya no pertenecíamos a la Iglesia Romana para poder seguir a Jesucristo, bajó increíblemente en asistencia. Después de llenar todas las bancas azules de la explanada, que son miles, a solo ver cerca de 500 personas fieles al Señor. Pero eso no nos detuvo, en esos tiempos duros aprendimos a depender total y absolutamente del Señor Jesucristo. Los milagros continuaban realizándose y Dios fue añadiendo cada día a más católicos que decidían seguir a Jesucristo.







Tres mil bautizados

El rocío de la mañana desaparecía con el paso de un sol radiante en el Nogal. El canto de las aves iba siendo opacado por las voces que gritaban ¡gloria a Dios!, mientras se hacían unas enormes filas de hombres y mujeres, que contemplaban a lo lejos un enorme baptisterio que asemejaba una gran alberca que pronto sería testigo de lo que se vivió en el libro de los Hechos cuando se bautizaron los primeros creyentes. Después de un tiempo de oración y alabanza, hizo su aparición la primera persona que abría el camino para bajar a las aguas y hacer pública su fe; éste hombre de pelo cano y rostro radiante, fue a quien se le conocía por el nombre de "padre Gilberto" pero que en unos momentos más se le conocería abiertamente como "el pastor Aurelio". Detrás de él, un ejército de más de 3,000 creyentes, también bajábamos a las aguas para declarar al mundo que somos verdaderos testigos de Jesucristo.





400 noches de avivamiento

"El tiempo se ha llegado, la hora se ha cumplido", así podía leerse el anuncio que se hacía de 40 noches ininterrumpidas de avivamiento y evangelismo que se llevarían a cabo en nuestra Iglesia. Pero el Espíritu Santo ensanchó ese precioso tiempo a 400 noches de reuniones carismáticas. La luz de Cristo brilló en esas preciosas noches, donde las conversiones, las sanidades y los milagros, fueron el sello que el Espíritu Santo utilizaba para confirmar Su presencia en medio de nosotros.



25 aniversario

Si bien nuestra Iglesia sigue conociéndose como "Monte María", el nombre de esta nueva Iglesia de Jesucristo es: "Tierra Prometida", nombre que fue designado por nuestro pastor fundador. Los primeros 25 años de caminar con el Señor han sido años de gran bendición y de cumplimientos de profecías que se han dado a esta comunidad de fe. Como la que Dios nos dio por medio de padre Emiliano Tardiff el 25 de abril de 1980, que dice: "Él ama mucho a esta comunidad y quiere que sea un centro donde se manifieste su poder y su amor. Aquí el Señor quiere que venga mucha gente, llegará a ser un centro carismático que tendrá mucha influencia en toda la región; porque el Señor ha escogido cavar aquí un pozo para que venga el pueblo que tiene sed, aquí se saciará su sed en esta fuente de agua cristalina". Ésta profecía, al igual que muchas otras, sigue siendo a la fecha una hermosa realidad que miles y miles de personas de toda la República Mexicana y otros países, han experimentado en este lugar. El día que se conmemoraron estos primeros 25 años, fue una fiesta de "alabanza en gratitud íntima y suprema adoración", en la cual recordamos las sendas antiguas, sin dejar por eso de mirar hacia delante, hacia la Tierra que debemos poseer, hacia la "Tierra Prometida".





Sucesión pastoral

"Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo, no te dejare, ni te desampare". Josué 1:5 El primer encuentro que tuvo el pastor Aurelio Gómez con el hno. Roberto Stevenson, se llevó a cabo en el año de 1993, en la colonia Lomas Lindas, teniendo como testigos a decenas de personas que se encontraban en ese tianguis comprando su mandado y escuchando el mensaje del Evangelio por labios de un hombre alto y güero, llamado Roberto. A partir de esa cita divina concertada en el cielo, su relación fue en aumento día tras día, hasta que por indicación del Espíritu Santo, el hno. Roberto, que había fundado algunas iglesias en México, sometió su ministerio al del pastor Aurelio para apoyarle en la obra que Dios estaba realizando en la Iglesia Tierra Prometida. El vínculo divino que existía entre estos dos varones, era una muestra evidente para todos de un plan ordenado por Dios. Se les podía observar como juntos predicaban el Evangelio con gran poder en cualquier lugar, sea en las Asambleas Eclesiales, en las Asambleas de Poder, en las Noches de Sanidades, en los Bautizos en el Nogal o hasta ir juntos a otro país a proclamar lo que Dios estaba haciendo. Llenos del Espíritu predicaban las buenas nuevas, expulsaban demonios y sanaban enfermedades en el nombre de Jesús. Era un vínculo tan fuerte como el que Dios había mostrado también en la vida de Moisés y Josué. Y así como Moisés tuvo que nombrar un sucesor por indicación divina, el pastor Aurelio también recibía la misma dirección de parte de Dios, de nombrar a su sucesor antes de terminar su peregrinar en esta tierra. El día 14 de marzo de 2006, el pastor Aurelio Gómez en presencia de los Ancianos de la Iglesia, (los hnos. José Herrera, Ricardo Otero y Roberto Stevenson), anunció que en su búsqueda divina para conocer qué persona Dios quería que quedara en su lugar, había encontrado al fin su respuesta. Y anunció que era el hno. Roberto la persona que Dios había elegido para ser su sucesor. Imponiéndole las manos en señal de transmitir sus dones y autoridad, el pastor Aurelio oró por él y desde ese momento el hno. Roberto Stevenson se convertía en el segundo pastor en la historia de esta Iglesia de la historia de esta Iglesia de Jesucristo. El domingo 2 de abril del 2006, esta noticia fue anunciada a toda la congregación por los ancianos de la Iglesia y por el ministro Adoniram Gaxiola, amigo del pastor Aurelio. La Iglesia recibió con voces de júbilo este nombramiento divino y todos juntos elevaron a Dios sus oraciones a favor de nuestro pastor Roberto Stevenson.

2006







Celebración

Un par de semanas después del nombramiento de su sucesor, el pastor Aurelio fue llamado por el Señor para dejar esta tierra. Una enfermedad terrible e incurable, llamada "fibrosis pulmonar idiopática" fue detectada en la vida de pastor Aurelio en el año 2001. Esta enfermedad incurable, no da un plazo mayor de un año de vida a las personas que lo padecen. Pero en la vida del pastor Aurelio milagrosamente y para sorpresa de la ciencia se detuvo por cinco años, hasta que llegó el momento en que el Señor quería tener en Su presencia a su siervo Aurelio. Cierta ocasión el pastor Aurelio, escribió lo siguiente acerca de su vida: "El viento del Espíritu sopló, quiso soplar, dentro de las estructuras de la religión católica. Sopló allí donde vivía, con sotana, cuello romano blanco, clerical, en medio de imágenes y sacramentos de idolatría y signos sin gracia, sin fe. Allí en una parroquia llena de liturgias y ceremonias. El Espíritu sopló con viento fuerte y me sacó, me liberó, rompió mil cadenas y me hizo libre. Sopló el Espíritu pero no sabía de donde venía ni a dónde iba, ni a donde llegaría" El Espíritu Santo siempre tuvo el control de su vida, incluso determinó hasta donde llegaría en su peregrinar en esta tierra, y esa fecha fue el 7 de abril del 2006. A partir de ese momento, el soplo del Espíritu ahora le llevaba a su morada eterna en la presencia de Su Salvador. Ahora, cuando el Señor pasa lista de sus santos que han muerto, nuestro amado pastor Aurelio, al escuchar su nombre, puede por fin contestar: ¡presente! En la Iglesia había lágrimas de añoranza por los recuerdos vividos con él, pero también eran lágrimas de gozo y agradecimiento por la oportunidad que Dios nos concedió de conocer a este siervo incansable del Señor. El domingo 9 de abril, cuando celebrábamos la vida del pastor Aurelio, recibimos esta palabra de consuelo y de ánimo de parte de Dios, que nos impulsó a seguir adelante: "Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen " Apocalipsis 14:13









Tierra prometida

El día de hoy, en la Iglesia Tierra Prometida, Monte María, continuamos con la visión apostólica de nuestro fundador. Es una Iglesia Carismática que cree y practica la diversidad de los dones espirituales. Es una Iglesia Cristo céntrica, que cree y reconoce a Jesucristo como centro y eje de todas las cosas. Es una Iglesia Evangelística, que reconoce su llamado de ser bendición a toda lengua, pueblo y nación. Seguimos experimentando el poder del Espíritu Santo en las diferentes actividades que se llevan a cabo, tanto en la Iglesia de Atizapán, como en las diferentes Iglesias que tiene Monte María, Tierra Prometida, a lo largo de la República Mexicana. Aún son muchas las personas que al leer esto pueden levantar su mano y decir: ¡yo estuve ahí sirviendo al Señor!, ¡yo soy testigo del poder de Dios! Pero la historia de esta Iglesia aún no ha llegado a su fin; y día tras día, asamblea tras asamblea, Dios sigue escribiendo las maravillas que está haciendo. ¿Levantarás dentro algunos años tu mano delante de las generaciones venideras para decir "yo estuve ahí", "yo soy testigo del poder de Dios"? Esperamos que sí, puesto que hoy más que nunca, estamos dispuestos a seguir sirviendo a Jesucristo y a testificar que Él es nuestro Señor, nuestro Rey, nuestro Salvador y el dueño de la historia que seguirá escribiendo de esta Iglesia, hasta que Él venga con poder y gran gloria. Amén.









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