En medio de la tormenta.
En algunas ocasiones aun cuando tenemos nuestra confianza puesta en el Señor, las pruebas o tribulaciones que atravesamos a lo largo de nuestra vida nos hacen pensar que el Señor se ha olvidado de nosotros o que está muy lejos, pues nuestra mente comienza a imaginarse cosas que hacen dudar nuestra fe en Él.
A los discípulos de Jesús les paso lo mismo, lo vemos en Marcos 4 versos 35 en adelante, cuando estaban en la barca, la tempestad hacía que la barca se moviera de tal modo que aun esos pescadores experimentados tuvieron miedo, ellos habían visto los milagros que Jesús había hecho pero en ese momento les invadió el temor, Jesús al ver su falta de fe les exhortó porque después de ver en muchas ocasiones que Él era el Dios todopoderoso aun así sintieron temor, así sucede muchas veces en nuestra vida cuando atravesamos por problemas o enfermedades, como hijos de Dios sabemos que Él ha prometido estar con nosotros en todas las circunstancias pero en medio de la tormenta sentimos que perecemos y que Él está durmiendo y esto no es así. He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel. Salmo 121:4
¿Para qué es la prueba?
En el libro a los Romanos nos dice que el propósito de Dios es que seamos transformados a la imagen de Su Hijo. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Romanos 8:29.
Esta es la meta para los que somos hijos de Dios, y esto incluye las pruebas, estas fortalecen nuestra fe para permitirnos alcanzar esa meta.
Cristo mismo, cuando estuvo en la tierra sufrió en su carne hambre, dolor, traición, ingratitud etc. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Isaías 53:3. Si Cristo, siendo Dios sufrió todo esto en obediencia al Padre nosotros debemos soportar las pruebas sabiendo que Él nunca nos dejará, Él lo ha prometido y es fiel a sus palabras. No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. Isaías 41-10.
Sabiendo esto entendemos que Dios nos va moldeando conforme a su propósito pero nos ha dado la fe, y esta, no es una obra que el hombre produce sino es una obra de Dios en nuestras vidas. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. Efesios 2:8. Esta fe ha sido dada por Él y Dios quiere probar su obra, quiere probarle al mundo que en la aflicción su poder nos hace más que vencedores y al salir de esa prueba Él se llevará la gloria y la honra. En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. 1 Pedro 1:6- 7.
Un poco de tiempo…. cuando bajamos los ojos de lo eterno a lo temporal nos parece mucho, pero cuando subimos los ojos donde está Jesucristo sentado a la diestra del Padre cualquier aflicción y cualquier tiempo que dure la prueba en esta tierra es poco. Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Romanos 8:18.
Por lo tanto, si Dios nos ha dotado de su fe y sabemos que en TODA situación de nuestra vida Él tiene el control podemos decir confiadamente: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo.” Salmo 23:4
Y.B.G.